Una tarde Harold decidió ir a dar un paseo bajo la luna. Pero no había luna, y Harold necesitaba una luna para dar un paseo bajo la luna. Afortunadamente, había traído a su lápiz morado. Así que pintó una luna. También necesitaba algo para caminar. Así dibujó un camino… Y así comienza una de las aventuras más imaginativas y encantadoras de todos los libros para niños.
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